La aplicación de ondas de choque extracorpóreas (ESWT en inglés extracorporeal shockwave therapy) en medicina empezó en los años 80 del pasado siglo con el uso de la litotricia en el tratamiento de cálculos renales. La utilización industrial e inicio en aplicaciones médicas se basó en los efectos mecánicos de las ondas acústicas.
El tratamiento con ESWT ha demostrado su eficacia en diversas patologías musculoesqueléticas, en las que existe evidencia también de su eficiencia. En pseudoartrosis y fracturas con retraso de consolidación mejoran la consolidación ósea y disminuyen el dolor, recuperando funcionalidad. Indicaciones con evidencia científica son, entre otras, la tendinopatía calcificante del hombro, la fasciopatía plantar o la epicondilopatía.
Pero además, múltiples estudios han demostrado que su aplicación correcta a dosis adecuadas genera regeneración tisular, poniendo de manifiesto los efectos biológicos de las ESWT. Se produce una neoangiogénesis, con incremento y homogenización de los vasos, así como un aumento y liberación de factores de crecimiento, que explicarían el efecto terapéutico, por ejemplo, en úlceras cutáneas.
Las ESWT inducen la estimulación de la diferenciación de células mesenquimales. Incrementan, asimismo, la secreción de: substancia P, óxido nítrico (eNOS – endotelial Nitric Oxide Synthase), Prostaglandina E2, BMP (Bone Morphogenic Proteins), PCNA (Proliferating Cell Nuclear Antigen). Es decir, el efecto biológico que producen las ESWT es fundamental para comprender las indicaciones terapéuticas que se han demostrado y sobre las que se está investigando.
En la actualidad, los mecanismos de acción de las ESWT se basan en una respuesta biológica en el tejido tratado, mediante mecanotransducción. La regeneración de tejidos está mediada además, por un aumento en la producción de colágeno, a partir de factores de crecimiento.
Datos experimentales y ensayos clínicos de pequeño tamaño sugieren que el uso de ESWT en la revascularización del miocardio. En un estudio prospectivo publicado recientemente, se trataron con ESWT a 72 pacientes con angina refractaria a pesar de una terapia médica óptima, confirmándose efectos beneficiosos a largo plazo, reduciéndose las hospitalizaciones y la necesidad de fármacos y mejorando la calidad de vida.
La ISMST (International Society for Medical Shockwave Treatment https://www.shockwavetherapy.org ) mantiene actualizadas las indicaciones aprobadas, con evidencia contrastada, uso clínicos frecuentes empíricos e indicaciones excepcionales, basadas en opinión de expertos. Dentro de este último apartado, se encuentra el uso de ESWT como tratamiento de la espasticidad, en adultos y pero también en niños. Diversos estudios randomizados y cegados, han obtenido resultados positivos, con mínimos efectos secundarios, en el manejo de la espasticidad tanto en extremidad inferior como superior en niños afectos de parálisis cerebral.
Kenmoku y cols estudiaron el efecto de las ESWT en la unión neuromuscular en ratas demostrando que inducía degeneración de receptores de acetilcolina, regenerándose posteriormente. Estos resultados son similares a la inhibición de transmisión neuromuscular que resulta de la aplicación de toxina botulínica.
Sin embargo, no se puede recomendar el uso sistematizado de ESWT en la espasticidad hasta que el grado de evidencia sea superior. Diversos grupos de investigadores siguen trabajando en esta indicación.